sábado, 17 de septiembre de 2011

Luces,camara,accion...


- No podemos estar juntos Benjamín, te lo imploro, entiéndelo. Yo solo amo a Jackson, no hay nadie más que él en mi corazón, lo siento. – le supliqué que me dejara ir, con una mentira.
- Lucy ambos sabemos que no es así, no trates de negarlo, tú no lo amas. Este amor que compartimos, el nuestro, es el único puro y verdadero, por favor, no intentes ocultarlo, yo no soy nada sin ti. – me respondió con una cruel sinceridad en los ojos, que me atravesaba el alma, abrazándome por la cintura.
- Sabes que no es lo correcto, nosotros no debemos, no… – me negué, aun sabiendo que lo que decía no era lo que sentía, y me solté suavemente de su desesperado agarre.
- Lo sé, sé que no es lo correcto, se que no es lo mejor, pero no puedo, lo lamento, pero no puedo, tenerte tan cerca y es torturador el no poder acariciar tu suave piel – mientras pronunciaba esas palabras rozó mi mejilla como si fuera de cristal - besar tus dulces rosados labios – me besó en la comisura de esos - y confesarle a tu mirada mis sentimientos. – Derramó una lágrima – Entiéndeme, sé que no es lo que se debe, pero es lo que nuestros corazones piden, suplican a gritos. – se acercó y me miró fijo a los ojos con una mirada inundada de tristeza, mientras colocaba mi mano en su fuerte pecho, incitándome a sentir su intranquilo corazón.
- Lo lamento, yo no… no puedo – traté desesperadamente de alejarme, pero me tomó dulcemente de la mano, una lágrima se escapó, rápida como el viento, de mis ojos, rodando un camino por mi mejilla.
- Te lo suplicó, no me dejes sin ti, eres lo único que tiene real valor en mi vida – no quise mirarlo a los ojos, o ellos me aniquilarían.
- No… - solo susurré – ya no digas nada más, por favor. – otra palabra más con ese tono adolorido proveniente de su voz, sería capaz de destrozarme aún más el corazón. – Suéltame, déjame ir… - invoqué con mis últimas fuerzas, estaba por caer rendida ante él.
- Te dejaré ir, solo si me juras que verdaderamente no me amas – maldición, esa voz quebradiza de nuevo, no lo soportaba, y lo que me estaba pidiendo, era algo imposible de decir para mi.
- Yo… no te amo – yo… yo no pude haber dicho una blasfemia más incierta y cruel que aquella, mi corazón se había quebrado, ya fue suficiente, mi cabeza estallaba y sentía como si un tsunami quisiera huir de mis ojos. Intenté soltarme nuevamente, pero tampoco tuve éxito.
- No te creo – su voz había adoptado una tonada decepcionada, ahora, pero firme a la vez.
- Por dios, hazlo, créelo, ya es suficiente, no te amo, acéptalo – chillé con mi voz quebrantaba, me sentía desgarraba, ya no soportaba la situación, el dolor me invadía.
- No… puedo creerte – susurró lentamente, y agachó la vista.
- ¿Por qué no? – grité incomprendida, exhausta.
- Las lágrimas en tus ojos, - secó cariñosamente una con su pulgar - el temblor en tu voz, no puedes decírmelo mirándome a los ojos. – tomó mi mentón con una exquisita suavidad - Te ruego no me mientas, eso me destruiría más. – me sonrió débilmente - Dime la verdad, pero a la cara. Escúpela, no tengas escrúpulos, si es lo que sientes, afróntalo y dímelo. – alzó la voz, pero aun siendo cortés.
Lo miré fríamente a los ojos, fingiendo el más grande de los odios y también el más ficticio.
Aún no comprendo como fui capaz de que de mi boca salieron esas devastadoras palabras – No te amo – por la sorpresa sus manos me soltaron, en sus maravillosos ojos azules se largó un diluvio, en los míos también.
Me fui apartando paulatinamente, y una vez dando le la espalda allí fue cuando… me besó.
No pude ocultar mis sentimientos en ese beso, fue el más apasionado, dulce, con una gran mezcla de reales sentimientos, que haya escuchado, vivido, en la historia.
Fue el beso más triste pero lleno de amor, como de esos besos que parecieran guardar reservas por si el mundo se fuera a acabar, y para los dos, probablemente así lo era… Sus labios bailaban al ritmo de los míos, acompasados, pero dulces, apasionados, pero cautos, disfrutando cada instante que hacían contacto.
- Y… ¡CORTE! – se anunció desde el otro lado del escenario, y las luces se encendieron dejándonos cegados.
- ¿Y director que le pareció? – preguntó orgullosa Bree, la actriz que interpretaba a Lucy.
- Tu actuación es absolutamente patética – criticó quien fingía ser Benjamín, es decir, Robert.
- Tu no te metas, mejor te callas galanzuelo de novela %2,0 de rating – lo burló ella.
- Por dios, director Crawford, dígale que jamás ha visto a alguien que actuara peor el llanto. – la imitó - Pareces una foca de mundo marino intentando atrapar la pelota con la nariz. – se rió por su propio cruel chiste.
- Y tu pareces un mono intentando auto-acicalarse, - esta vez, Bree era quien lo imitaba - no seas ridículo, tu no mereces el protagónico de esta obra – lo enfrentó.
- ¿Y qué? ¿Tu si? – enarcó una ceja acercándose a ella.
- Por supuesto que si – se puso de puntas de pie para hacerle frente a él.
- Que no – le sacó la lengua, burlón.
- Que si – le contradijo, poniendo los ojos en blanco.
- Que no – se superpuso, dejando escapar una vanidosa sonrisa.
- Que si – repitió ella, exasperada.
- Oh, no de nuevo – suspiró resignado uno de los camarógrafos.
- Torres, hágame el favor de callarlos – pidió el señor Crawford, sumamente irritado.
El productor Torres, se acercó lentamente hasta el lugar de la estúpida discusión de los protagonistas, y de un pequeño empujón, logró que el problema llegara a su fin.
- Bueno por lo menos mantendrán sus bocas ocupadas – dijo con diversión el director y una sonrisa traviesa. – cinco minutos hasta que los actores se queden sin aliento – carcajeó.
Todos se fueron a sus descansos, mientras los provocativos protagonistas disfrutaban de un beso, por una vez, no actuado.
One Shot se le es llamado a una breve historia que consta de solo un capitulo. Pero a decir verdad, para mi, es más que eso. Es como una libre forma de expresión, que puedo compartirles a las personas que me rodean, esperando que disfruten de mis relatos, pensamientos e ideas, y dando a lugar a ustedes y a sus críticas, que es lo que a uno lo hace crecer como escritor.
Alguien no necesita tener un titulo en la pared, o millones de obras distribuidas por las editoriales más conocidas para ser llamado escritor, basta con un público que te apoye, creatividad y originalidad, para lograr exponer una historia.
Es pasar los sentimientos a palabras, algo que muchas veces nos cuesta hacer, que para mi, por medio de una historia, se me es muy simple y lo disfruto.
Esperao que a quienes lean mis relatos, los aprecien, dado que son escritos con sentimientos y dedicación. Y anhelo sobre todo que les gusten, y si quieren pueden recomendar, no pasa nada si lo hacen ;) jajaja besos. -Jhenni:)